Hola, muy buenos días. Mi nombre es Jay González, y vengo de un pedacito hermoso de República Dominicana llamado Santiago de los Caballeros, una ciudad limpia, alegre y llena de vida. Allí nací yo.
Mi infancia, sin embargo, no fue fácil. Fue una etapa marcada por el dolor, el miedo y el silencio. Desde muy joven, sufrí situaciones difíciles y traumáticas que una niña de 10 años no debería vivir jamás. Mientras veía cómo funcionaba la calle, el barrio y las realidades duras como las drogas, yo solo tenía una visión: salir adelante y ser diferente.
Con el tiempo, descubrí que sentía atracción por las chicas. Al expresarlo, comenzaron los juicios, el rechazo familiar y la soledad. Ser diferente me alejó de mi madre, de mi hogar, y me sumió en una profunda tristeza. Durante años viví con depresión, pensamientos oscuros y la sensación de no pertenecer a ningún lugar. Cambié mi forma de vestir, me mostré como realmente soy, y eso solo aumentó la discriminación.
Fue entonces cuando tomé una de las decisiones más importantes de mi vida: venir a Estados Unidos para ser libre. Quería vivir sin miedo, amar sin ser juzgado, y ser respetado como persona trans y queer. Los inicios aquí no fueron fáciles: no conocía a nadie, no sabía cómo moverme… hasta que escuché sobre The Center y América Diversa. Fue un antes y un después.
En estos lugares encontré comunidad, amistad, amor y aceptación. Personas con historias como la mía me abrieron los brazos y el corazón. Me sentí, por primera vez, verdaderamente en casa.
Hoy mi vida ha cambiado. Me reconozco, me amo, y camino con orgullo. Ser hispano y queer es mi bandera. Llevo conmigo mis raíces, mi cultura, y el calor de mi gente, pero desde una versión libre y diversa de mí mismo.
A mi niña interior, Yanibel, le digo: Gracias por ser fuerte. Estoy orgulloso de ti.
Y a mi futuro: deseo un mundo donde ser LGBTQIA+ sea sinónimo de libertad, amor y respeto.
Gracias por leerme.
Con cariño,
Jay González